Cerca del doble del tamaño de la Provincia de Santiago tiene el iceberg que viene acercándose a las islas de Georgia del Sur. Su derretimiento, puede convertirse en un festín de nutrientes para las aguas del océano Atlántico Sur y, al mismo tiempo, podría significar un destino trágico para las criaturas marinas.

El iceberg más grande del mundo avanza por el océano Austral y no parece detenerse. Si continúa con la velocidad identificada por International Bathymetric Chart of the Southern Ocean (IBSCO), Centro Nacional del Hielo en EE.UU., pronto empezará a asomarse a la vista de la isla. La enorme estructura de hielo, llamada A23a, avanza a un ritmo glacial de un metro cada tres o siete segundos, según Andrew Meijers, oceanógrafo físico del British Antarctic Survey.

 

Créditos: Oceanwhite Expeditions

Es más longevo de lo que se cree

El A23a se desprendió de la plataforma de hielo Filchner en la Antártida en 1986. Desde entonces ha atravesado diversas experiencias y movimientos, incluyendo quedar en el fondo del mar durante tres décadas y, posteriormente, avanzar rápidamente hasta quedar atascado, dando vueltas durante ocho meses en 2024.

Al desprenderse, debido a su interacción con el lecho marino y la plataforma continental, el iceberg A23a permaneció atascado durante 30 años. La quilla, la parte sumergida del iceberg, era demasiado grande para la poca profundidad de la plataforma, por lo que quedó encallado, incapaz de flotar libremente. Golpeado por vientos más cálidos y corrientes, su superficie y estructura se fue desgastando. Con la pérdida de masa, el iceberg finalmente pudo flotar y comenzar a desplazarse.

Aún no ha sido posible atribuir al calentamiento global el desprendimiento original del A23a porque cuando ocurrió no se tenían los efectos del aumento de temperatura que vemos hoy. Sin embargo, en el futuro se espera que, con el incremento de temperatura, se desprendan más trozos de bloques glaciares.

Por otro lado, está la posibilidad de que su desprendimiento original se tratara simplemente del ciclo de vida de los icebergs.

Créditos: EUTMETSAT | Copernicus Sentinel-3 satellites.

Impacto del iceberg en la biodiversidad y ecosistemas marinos 

Ballenas azules, pingüinos rey, lobos marinos y otras criaturas en peligro de extinción habitan el territorio remoto de las islas de Georgia del Sur, en el Atlántico Sur, convirtiéndose en un refugio marino y, al mismo tiempo, un destino turístico para contemplar la vida salvaje. ¿Cómo se verán afectados los animales y la fauna si el iceberg impacta en la isla?

Lo cierto es que la región tiene cierta adaptación al desplazo de icebergs, pues estos eventos no son esporádicos en la zona. Sin embargo, una masa de hielo de 3.500 km2 tiene mayor implicancia. Si bien, eventualmente, el A23a se despedazará en trozos de menor tamaño y terminará derritiéndose, no desaparecerá sin antes presentarse a saludar los horizontes de la isla. De allí que surja la preocupación de científicos y pescadores.

 

Créditos: Pete McBride | National Greograpic

 

EYOS Expedition, a través de un dron, tomó algunas capturas del A23a en las que se observan cuevas y arcos tallados en los bordes del iceberg. Este gigante de hielo, y los trozos que se le desprenden en medida que se dirige al norte, podrían bloquear el acceso de animales marinos a sus zonas de alimentación, arriesgando así su supervivencia y reproducción.

Según la Dra. Petra Heil, especialista en hielo marino de la División Antártica Australiana, es poco probable que un iceberg completo impacte en la isla. De acuerdo con la científica, es posible que el A23a se encalle cerca de la costa y se rompa en trozos de menor tamaño.

 

Créditos: Ian Strachan | EYOS Expedition

 

Aún así, no deja de ser preocupante. En 2004 un iceberg llamado A38 ocasionó la muerte de crías de focas y pingüinos, ya que los trozos del iceberg bloquearon el acceso a zonas de alimentación esenciales para su supervivencia. 

Por otro lado, con la liberación de agua dulce en el mar es posible que la química del agua se vea modificada, produciendo cambios en el equilibrio de las especies marinas. 

¿Todo lo que ocasionará el desplazamiento del iceberg es malo?

No es agua simple. La investigadora Laura Taylor, a bordo del buque de investigación David Attenborough, logró conseguir muestras de agua del enorme iceberg cuando el barco en el que se encontraba ingresó a una grieta y afirmó que el líquido está repleto de nutrientes. En tal sentido, se investigará la magnitud en la que los icebergs pueden crear ecosistemas más prósperos para las aguas por las que se desplaza, así como también el bloqueo natural de las emisiones de dióxido de carbono del agua. 

Conocer el viaje del iceberg A23a, desde la Antártida hasta las cercanías de las islas de Georgia del Sur, no solo es un recordatorio de las dinámicas naturales del planeta, sino también una advertencia sobre las implicancias que tiene el cambio climático en el futuro de los glaciares. Aunque su desprendimiento original no puede atribuirse al calentamiento global, el deshielo acelerado en los últimos años están afectando el equilibrio de los ecosistemas polares. Chile, que alberga aproximadamente el 80% de los glaciares en Sudamérica, enfrenta una situación delicada. Cada vez más estructuras de hielo están en riesgo de desaparecer, alterando la disponibilidad de agua dulce, el clima local y la biodiversidad. Conocer el viaje de gigantes como el A23a es también informarnos sobre la urgente necesidad de proteger los glaciares que sostienen la vida en muchas regiones.

 

Créditos: IBSCO Centro Nacional del Hielo EE.UU | BBC Mundo

 

Fuentes: 

Imagen Destacada:

Iceberg A23a, foto por  Andrew Miller, Capture North Studios